martes, 10 de noviembre de 2009

Nación sin nación ¿Cuál es tu cruz?






Desde el AZUL
Usando los colores de la Bandera chilena, como icono de Nación y del peso de la Cruz como icono de la Religión Católica: surge la pregunta; ¿Cuál es tu Cruz?, encabezando la unión de los tres colores que cada una de nosotras como performeras, portó, en un vestuario femenino, en que surge la necesidad de incorporar las cruces de los otros, sus pesos y problemáticas, para ser un medio de desahogo, en paz y forma anónima. Aparecían los escritos según los lugares que caminábamos- Dijo Moshe.
Encapuchadas tuvimos temor, pero no había nada que temer, fue el símbolo que nos ayudó a ingresar en la masa doliente y furiosa de esta marcha.
-No importa que se borre, yo ya sé que escribí- Me dijo una mujer, cuando intervenía mi vientre azul-cielo con nubes pasajeras: letras blancas de tiza.
La Mater, el Capitalismo, mi enfermedad, la estupidez, la injusticia, la explotación, el Gobierno… TODO EN MAYUSCULAS

En las noticias apareció como una jornada sin disturbios…

No supimos del poder de nuestros trajes hasta que nos los pusimos… la cantidad de relaciones existentes en nosotras mismas, mientras nos preparábamos eran inmensas... La risa nos ayudó mucho para ir livianas y dispuestas. Algo sucede en los cuerpos cuando existe la entrega para la comunicación, se remueven inconscientes latentes, invisibles al deambular, que se encarnan milagrosamente, en el mar de las relaciones. Eso fue performance, y sí es posible hacerla Colectiva, porque las ideas en el momento del hacer se hacen cuerpo y cada una hace lo que sabe que tiene que hacer, como un deber, del ser y el fluir.

Desde el ROJO (Natalia Camilo)

Soy hija de la historia,
recuerdos incrustados en la
genética de la nación,
mixtura de mosaico,
mestiza.

No estuve en todos los tiempos,
pero el tiempo conserva
la cicatriz tremenda
que veo dibujada
en el rostro de la historia.
País fracturado, violado,
torturado,
país esquizofrénico,
bipolar, depresivo,
y con tendencia a la amnesia.

Respiro tu aire contaminado
de metrópolis,
 y cada vez que aspiro,
siento que me asfixia
tu indiferencia, tu arribismo,
tu clase media ignorante,
ignorante de tu historia,
indiferente hasta de tu
propio dolor.

No me gusta cuando callas,
porque esta el pueblo ausente,
silenciado, cabizbajo,
mirando tele.
Me gustas cuando gritas,
te alegras, celebras
y te ríes hasta de tu
propia miseria.
Sonriendo sin dientes,
a manos rotas,
bolsillos vacíos.

Ese es el país que me llama,
desde la infancia en la pobla,
la leche caliente del consultorio.

Sin quererlo sé
quienes te han parido,
hijo deforme, perdido,
huachos desde O'Higgins,
mutilados hasta Victor.